Ayer, cuando subía en la guagua, me fijé en un muchacho que no paró de mirarme en todo el trayecto. Me dije "Si se baja en la misma parada que yo, le pregunto si nos conocemos". Así que discretamente busqué durante media hora el brillo de su camiseta amarilla sobre el panel blanco de la guagua. Dejamos atrás la primera zona 'conflictiva', Guajara, y sus tres paradas posibles. Quería parecerme a Bo Peep y estuve pensando largo rato qué decirle. Ya quedaba poco para mi parada y el reflejo y las miradas fortuitas seguían ahí. Llevaba un gran libro de Química sobre las piernas, una mochila roja con un Stan de South Park colgando y, como yo, oía música. Se bajó en la parada anterior a la mía. Me quedé con las ganas de hablar con él, de darle mi número de teléfono. Pero la fantasía quedó ahí. Lo miré por la ventanilla y lo observé cantar. Adoro a los que cantan por la calle, quizás porque yo no me atrevo a hacerlo. Me bajé y yo también canté. "Clon Fashion, Dolly, no te das cuenta que eres un clon" mientras intentaba sortear a una pequeña multitud de pijas.
Ya entiendo a Bajtin, me costó media hora de divagaciones y lecturas en voz alta debajo de los pinos para llegar a una conclusión más o menos aceptable, pero si he comprendido a Bajtin me veo capaz de comprender cualquier cosa, y eso siempre hace subir la moral.
Esta tarde, cuando daba una vuelta para despejarme un poquito, me di cuenta de los inconvenientes de vivir en una ciudad pequeña. Vi un Stan colgando de una mochila roja. Me volvió a mirar. Y no tengo la paciencia suficiente para estar siguiendo un juego así. Lo saludé, mostré mi mejor sonrisa y solté todas las frases acumuladas en la guagua. Estuvimos hablando hasta que nuestros caminos se volvieron a separar. He decidido que no voy a estudiar en casa nunca más, ahora me iré a la biblioteca donde estudia él... a ver que pasa.
Ya entiendo a Bajtin, me costó media hora de divagaciones y lecturas en voz alta debajo de los pinos para llegar a una conclusión más o menos aceptable, pero si he comprendido a Bajtin me veo capaz de comprender cualquier cosa, y eso siempre hace subir la moral.
Esta tarde, cuando daba una vuelta para despejarme un poquito, me di cuenta de los inconvenientes de vivir en una ciudad pequeña. Vi un Stan colgando de una mochila roja. Me volvió a mirar. Y no tengo la paciencia suficiente para estar siguiendo un juego así. Lo saludé, mostré mi mejor sonrisa y solté todas las frases acumuladas en la guagua. Estuvimos hablando hasta que nuestros caminos se volvieron a separar. He decidido que no voy a estudiar en casa nunca más, ahora me iré a la biblioteca donde estudia él... a ver que pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario