Me mudo!

Ahora estoy aquiiii!

jueves, abril 20, 2006

Imzel es finalista!

Siempre he querido escribir, desde que vi mi nombre escrito a máquina en el periódico del colegio con 7 años. Incluso recuerdo haber planificado mi vida, sentada en el asiento trasero del coche de mi padre, como si fuera la reseña de un escritor famoso en la contraportada de sus libros. Luego me di cuenta de que me quedaba mucho por aprender, por pulir en mi estilo. Lo que no me di cuenta es que todavía tenía tiempo para pulirme, para seguir adelante. Fue mi primer bloqueo, me conformé. Y estuve bloqueada hasta que descubrí que el placer de escribir no tiene como meta obligatoria la publicación, lo importante es el viaje. Al desaparecer la presión por publicar, desapareció el bloqueo, ya no tengo que complacer a nadie, sólo a mi y no suelo ser una lectora complaciente: empecé a ver mis fallos y mis problemas, pero también los trucos para mejorar. Quizás la loca de la profesora de creación de la que hablé hace algún tiempo tenía razón y soy demasiado técnica, pero es la única forma para que no me chirríen los dientes cada vez que leo mis textos.
¿Y a qué viene todo esto? pregunta el astuto lector de El Jueves. Pues viene a que soy finalista en un concurso literario. Y desde que me desperté no he dejado de bailar! Voy a ser una autora publicada!!! (vale, sólo hay un premio, y no creo que me lo den a mi. Pero me van a publicar!)

Escuchando:
Años 80 de Los Planetas
The Guilty Party de Matt Eliott
Portugal de Family
Tu Esclavo de Chop Suey
Imposible de Ellos

P.D. Anoche soñé con la biblioteca. Se parecía más a la biblioteca de la Universidad Invisible que a la de la universidad, pero era una biblioteca ^^

martes, abril 18, 2006

Estoy cansada de la sequía. ¿Cuándo es la estación de la cosecha?

Escuchando: Everlasting arm de La Muñeca de Sal

lunes, abril 17, 2006

Futuro imperfecto del subjuntivo

Nuevo título y revisión


Habían quedado a las seis, claro, justo cuando él salía de trabajar. En la plaza de Toros. Como siempre, había llegado tarde, el reloj de la abuela marcaba las seis y diez. Se había puesto su conjunto preferido, ese que nunca fallaba, la falda marrón y la camisa escotada. Y las botas, por supuesto, estaría desnuda sin sus botas. Pero allí no había nadie. Mejor dicho, nadie se quedaba el tiempo suficiente para verle la cara. Borrones y manchas. En el quiosco de la esquina, compró una botella de agua y esperó. Se dedicó a investigar los desconchones causados por la humedad en las paredes de la plaza. Cuando se dio cuenta, ya se había acabado la botella. “No pasa nada” pensó mientra se alejaba sudando. La botella terminó convertida en un amasijo de plástico en el fondo de la papelera.
Y salió mal, pero podría haber sido distinto.

Desde allí no se veían los desconchones y tampoco había donde comprar tabaco. Sacó un trozo de papel y comprobó la hora. Soltó una espiración mientras guardaba la carta. Sí. En la plaza de Toros a las seis. Y ya eran las seis y cuarto. Entonces la vio, al otro lado de la plaza, bebiéndose el final de una botella de agua.
–¿Eres Elena? –preguntó cuando recuperó el aliento.
–¿Manuel?
–Ahá. Vamos a tomar algo.
–Sí. Conozco un sitio por aquí.
El camarero le dedicó un saludo con la cabeza y una sonrisa en cuanto la vio entrar, que Elena respondió con la mano.
–Yo quiero un vaso de vino –pidió Elena.
–Un Gin Tonic, por favor.
Con las copas delante parecía más fácil comenzar una conversación.
–Me dijiste que estabas divorciado, ¿no?
–Sí, desde hace tres meses.
–Vaya –dijo ella.
Mientras Joaquín Sabina ocupaba el espacio que la charla banal había dejado libre, Elena comenzó a revisar su bolso en busca de tabaco.
–A mi no me queda. Voy a comprar.
Cuando Manuel volvió, ella ya se había fumado la mitad de su cigarro.
–Eres informático ¿no?
–Sí. Hago páginas web.
–Ah, sí.
–¿Y tú?
–Tengo una pequeña tienda de ropa.
–Ah, sí. Es verdad.
Elena estaba jugueteando con el posavasos mientras el silencio se apoderaba de ellos, roto en algún momento por el móvil. Un mensaje. El mensaje de socorro.
–Oye –dijo Elena después de leerlo–. Tengo que irme. Acaban de ingresar a la madre de una amiga.
Y salió mal, pero podría haber sido distinto.

Acababa de apagar el cigarrillo cuando sonó el móvil. Manuel alargó el brazo hacia su vaso esperando a que ella terminara de leer, pero no se dio por aludida.
–¿No lo lees?
–Luego.
Manuel la miró a los ojos, sonriendo, mientras le acariciaba la mano con la punta de los dedos. Y a Elena eso le bastó.
–¿Nos vamos a otra parte?
El periquito ya chillaba en cuanto la puerta se abrió.
–Vamos, pasa.
El salón tenía un balcón, terreno privado del periquito, que daba sobre el parque, un sofá rojo con cojines blancos y algunas plantas.
–Siéntate. Voy a por algo de beber.
–Tienes una casa muy bonita.
–Gracias –dijo desde la cocina–. Me la dejaron mis padres cuando se fueron a vivir al pueblo.
En una mano llevaba una botella de vino blanco y en la otra dos copas.
–Brindemos.
–Por nosotros.
–Por todos nosotros.
Y salió bien, pero podría haber sido distinto.

miércoles, abril 12, 2006

Los que se atrevieron...

Para que no desaparezcan.

no es que no pueda quitar la vista de ti, es que ni siquiera puedo mirarte ya, no quiero quedarme con este ultimo recuerdo. una mirada asi no puede ensuciarse con un momento tan agrio.


Gravatar No pienses que mirar es ver, ni ver es pensar que me acabas de encontrar, pues sólo en lo más profundo de tu ser será donde me veas, y si tu no me ves, yo no pienso, luego, no existo.


Por eso además me inventé tu nombre, porque sería mas fácil recordarte. Tantas veces había perdido que no era capaz de creer que te había conseguido, que tu también me querías.



Saludos.


Quiero mirarate, memorizarte. Sentirte parte de mis pensamientos. Prefiero tenerte simpre dentro , bajo mi control, como una marioneta.

Asi nunca me podrás hacer daño-


Se me ha ocurrido algo que da cierta tristeza. Ocurre que desde hace tiempo tengo sueños improbables, ya no anhelo cosas imposibles, cosas que se que jamas ocurrirán. En vez de eso, sueño con cosas que serían perfectamente posibles si las cosas fueran distintas, si yo no fuera yo.