Pillo por casualidad a Jesús Vázquez y que con esa sonrisilla traviesa me reencuentra con Allá tú, programa travieso y al que le cogí cariño, principalmente porque los jugadores eran divertidos. Sólo quedan cuatro cajas cuando conecto, una amarilla (bisutería), la de 1.500 y las dos grandes de 240.000 y de 600.000 euros. Con una oferta sobre la mesa, la concursante decide jugar, momento que aprovechan para abrir las lineas para que los televidentes compartan el premio de la concursante. La muchacha acierta, y saca del juego la caja de 1.500. La banca llama y ofrece 90.000 euros, 15 millones de pesetas como Jesús Vázquez recuerda al público. El resto de los concursantes instan a la muchacha -ingenua, rubia, guapa, que está tan nerviosa que su tensión está a "4 o a 2" (sic)-, para que continúe jugando, ya que en el peor de los casos, abriendo la caja de los 600.000, su caja seguiría valiendo al menos 100.000. Y las líneas nuevamente abierta. La concursante abre una nueva caja, la de 240.000. Entonces, aparece el regidor, personaje televisivo popularizado por Sé lo que hicisteis, con un tensiómetro al más puro estilo "Saber Vivir" y juegan un rato con la chica. Dos minutos más de líneas abiertas con una caja que vale al menos 100.000 €. Ahí llama de nuevo la banca, habla medio segundo con Jesús Vázquez y, en lugar del esperado dinero, seis cifras nada despreciables, ofrece un cambio: o tu caja o la que no has abierto. Por supuesto, se quedó con la caja mala, así es la suerte y todas esas cosas. ¿Pero el concurso no pretende ser una especie de subasta donde gana quien mejor juega? ¿Por qué no hubo una última oferta? A ver si Jesús Vázquez vuelve a tener una de esas etapas de bajón donde no le duran dos semanas los concursos en la parrilla, porque si no, las facturas de teléfono este verano las tendremos que pagar con bisutería.
Actualización: Allá tú ya se ha caido de la parrilla.
Hace 16 horas