El otro día encontré un panfletillo que anunciaba un curso de Relato Corto. Y con la experiencia de "Letra Hispánica" en Salamanca, decidí ir a preguntar. Otra cosa no, pero tengo un ego literario que tira pa'tras, cualquiera que me conozca, lo sabe. Pero me da igual, soy feliz con mi ego, me ha costado mucho tenerlo. Además, mi ego es delicioso, consigue que crea en lo que escribo, que lo soporte y que comprenda que en realidad me queda muchisimo por aprender. Después de llamar tres veces y que pasaran de mi, fui a la academia y me mostré como soy. Hablé con la profesora de lo que buscaba y me informé sobre los cursos que tienen en marcha. En último momento, le pedí acudir a una de sus clases, y me dijo que sí, que no le gustaba, pero que a mi me dejaría. Pero me mandó tarea para casa, tenía que escribir un relato sobre un órgano, una descripción. Y la hice, la tiene ahí, un par de post atrás, "piel contra piel", un texto pequeño que me costó plantear porque no podía concebir un cuento sólo sobre un órgano. Al día siguiente, en la clase, pude comprobar los métodos didácticos de la profesora. Aparte de un par de fallos puntuales, se notaba que el método funcionaba, el nivel global de los textos de los alumnos (único factor realmente importante) era bastante bueno. Aunque ella no me gustó, nada de nada. Le dejé mi cuento y me fui.
Al par de días me encontré con la profesora de paseo por La Laguna. Me dijo que me pasara por la academia. Y lo hice. Me encantó su comentario sobre mi texto. Poco menos me dijo que no valía de nada, ni el cuento ni yo. Que era mejor que abandonara lo que de verdad me gusta... O eso, o que me metiera en su curso, que era la única manera para lograr mejorar mi capacidad de escritura. Me dijo que soy demasiado técnica, muy fría, que no lograba transmitir el calor que en realidad tiene la escena que intento narrar. Adoro a los prepotentes que creen que por ver una pequeña muestra de tu trabajo son capaces de interpretar toda una vida, te da ganas de confiar en la especie humana (que rabia que no se note la ironía en el texto escrito).
Lo cierto es que me ha afectado más de lo que querría que me afectara, porque si no lo habría olvidado. Quizás es bueno que me alla afectado así, eso significa que puedo aprender de ello.
Pero... ¿es escribir un ejercicio conciente? o quizás la capacidad literaria se adquiere a través de la práctica y de la lectura. Corríganme si me equivoco, pero ¿cuando escribimos utilizamos los conocimientos adquiridos de forma intuitiva? ¿Servirán de algo las clases teóricas de escritura? o ¿quizás lo unico que funciona es leer hasta aburrirse?
Al par de días me encontré con la profesora de paseo por La Laguna. Me dijo que me pasara por la academia. Y lo hice. Me encantó su comentario sobre mi texto. Poco menos me dijo que no valía de nada, ni el cuento ni yo. Que era mejor que abandonara lo que de verdad me gusta... O eso, o que me metiera en su curso, que era la única manera para lograr mejorar mi capacidad de escritura. Me dijo que soy demasiado técnica, muy fría, que no lograba transmitir el calor que en realidad tiene la escena que intento narrar. Adoro a los prepotentes que creen que por ver una pequeña muestra de tu trabajo son capaces de interpretar toda una vida, te da ganas de confiar en la especie humana (que rabia que no se note la ironía en el texto escrito).
Lo cierto es que me ha afectado más de lo que querría que me afectara, porque si no lo habría olvidado. Quizás es bueno que me alla afectado así, eso significa que puedo aprender de ello.
Pero... ¿es escribir un ejercicio conciente? o quizás la capacidad literaria se adquiere a través de la práctica y de la lectura. Corríganme si me equivoco, pero ¿cuando escribimos utilizamos los conocimientos adquiridos de forma intuitiva? ¿Servirán de algo las clases teóricas de escritura? o ¿quizás lo unico que funciona es leer hasta aburrirse?